Santísimo Sacramento

Como en otro apartado de ésta página se explica la historia de nuestras Imágenes Titulares, el cometido de este apartado es exponer más que la historia, el significado de nuestro Titular Principal: el Santísimo Sacramento del Altar. Para ello recurriremos brevemente a la Carta Pastoral publicada por Su Eminencia D. Carlos Amigo Vallejo, con motivo del año de la Eucaristía de 2005. La misma se titula: La Eucaristía celebrada y vivida en nuestra Iglesia.

 

La Eucaristía es presencia viva de Cristo y, en tales dimensiones, que no haya sentidos capaces de limitar aquello en lo que creemos y adoramos; es sacramento que alienta y llena de gracia y de esperanza. La Eucaristía une con Dios y con los hombres a los que Dios ama, siendo vínculo de la unidad, de la comunión entre todos.

Leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica:”La misa es, a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial en que se perpetúa el sacrificio de la cruz, y el banquete sagrado de la comunión en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Pero la celebración del sacrificio eucarístico está totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo por medio de la comunión. Comulgar es recibir a Cristo mismo que se ofrece por nosotros”(1382).

En la Eucaristía se recibe al mismo Cristo en persona, como “pan vivo que ha bajado del cielo”(Jn 6, 51), y con Él se nos da la prenda de la vida eterna, merced a la cual se pregusta el banquete eterno en la Jerusalén celeste”(MND 3).

 

Presencia escondida, pero cercana y llena de luz, es la de Cristo en la Eucaristía. “Jesús se presentó a sí mismo como la “luz del mundo” (Jn 8,12), y esta característica resulta evidente en aquellos momentos de su vida, como la Transfiguración y la Resurrección, en los que resplandece claramente su gloria divina. En la Eucaristía, sin embrago, la gloria de Cristo está velada. Pero, precisamente a través del misterio de su ocultamiento total, Cristo se convierte en misterio de luz, gracias al cual se introduce al creyente en las profundidades de la vida divina” (MND 11).

La Eucaristía es misterio de presencia, a través del que se realiza de modo supremo la promesa de Jesús de estar con nosotros hasta el final del mundo.

 

La Eucaristía es siempre señal inequívoca del amor inmenso de Jesucristo, que se entrega por la salvación de todos. La Eucaristía significa y realiza la caridad. Se aprende a amar contemplando el amor. Se vive según el querer de Cristo, haciendo memoria sacramental del amor del Señor. De la misma manera que el pan y el vino se transforman en Cuerpo y Sangre de Cristo, los que comulgan con el pan santificado, deben convertirse en testigos de Cristo. La presencia del Señor es sacramental y misteriosa, pero la caridad hace visible lo que a los ojos se esconde: el que ama a su hermano, ve a Dios.

 

Si quieres de verdad honrar el cuerpo de Cristo, no consintáis que padezca hambre, frío o desnudez. Hay que honrar a Cristo como Cristo quiere ser honrado. Lo que queréis hacer conmigo, hacedlo con vuestros hermanos (San Juan Crisóstomo, Hom. Mt. 50, 3).

 

Dar la vida y entregarse con generosidad inconmensurable a favor de los demás, es la prueba más evidente y grande del amor. “La Eucaristía nos acerca siempre a aquel amor que es más grande que la muerte”(DM 13). Amor inagotable que sale al encuentro del corazón del hombre.

 

La Iglesia vive de la Eucaristía: el amor de Cristo reúne a los hijos de Dios, se ofrece por ellos, los alimenta, los envía. Y se ha de conocer que han participado en tan grande sacramento por el amor que ofrecen a sus hermanos de toda raza, pueblo y nación.

 

La Eucaristía, en fin, es fuente y cima de la vida cristiana. Y la caridad es la señal de que somos reconocidos como discípulos de Cristo: en esto se reconoce que sois discípulos míos, en el amor que exista entre vosotros (Jn 13, 35).

 

NUESTRA HERMANDAD Y LA EUCARISTÍA

 

Nuestra hermandad celebra la Eucaristía los primeros jueves de cada mes, precedida de la exposición del Santísimo Sacramento, aparte de los cultos anuales como son: el Quinario a Jesús Nazareno la primera semana de cuaresma, el triduo a la Divina Pastora en el mes de mayo y el Triduo glorioso a nuestra Patrona la Santísima Virgen del Rosario la tercera semana de octubre.

Como Hermandad Sacramental también organizamos Solemne Triduo al Santísimo Sacramento en los días que preceden a la fiesta de Corpus Christi, terminando dicho Triduo con la procesión del Corpus Christi por la calles de nuestro pueblo.

 

 

 

PARA MÁS INFORMACIÓN acerca de la Eucaristía a parte de poder encontrar oraciones y cantos.
http://www.aciprensa.com/Eucaristia/